jueves, 25 de noviembre de 2010

BRAIN GYM o KINESIOLOGÍA EDUCATIVA


En el aula la practicamos, si queréis conocer más, seguid leyendo.

¿Qué es el Brain Gym?

El Brain Gym funciona bajo la idea de que encontrando los movimientos correctos del cuerpo se pueden superar los problemas de aprendizaje. De ahí su nombre, ya que Brain Gym significa gimnasia del cerebro.

El método Deninson no trata exactamente de ejercicios gimnásticos, si no más bien de corregir movimientos del cuerpo que, de forma inconsciente, no se hacen adecuadamente (pueden pasar desapercibidos a un observador no entrenado).

Al repetir estos movimientos de forma correcta se abren nuevas conexiones cerebrales entre las neuronas. Esto desbloquea esos puntos del cerebro que, según el Brain Gym, pueden estar produciendo los problemas de aprendizaje.

La Kinesiología Educativa no se dirige exclusivamente a niños y niñas con problemas de aprendizaje. Cualquier persona, en cualquier etapa evolutiva, desde la infancia hasta la edad adulta, e incluso personas mayores, experimentan con la Kinesiología Educativa una forma de encontrarse mejor, comprender mejor como funciona su cuerpo y estimular todo su potencial para funcionar mejor en su vida cotidiana, en cualquiera de sus aspectos (colegio, trabajo, estudios, actividades artísticas y deportivas, etc.)

“Quiero promover la idea que el aprendizaje no debe ser difícil y que movernos para aprender puede aportar salud, inteligencia y la realización de los objetivos que deseamos para nosotros y nuestros hijos.”

Paul Dennison, creador de la Kinesiología Educativa.


¿Por qué hablamos de Brain Gym y de Kinesiología Educativa?

Paul Dennison trabajaba niños y niñas con problemas de aprendizaje. Para mejorar sus competencias, integró una serie de movimientos en sus clases, que les ayudaban a aprender mejor. Estos son los 26 movimientos de Brain Gym y, al principio, fue el nombre con el que conoció los trabajos de Paul Dennison y su mujer Gail.

Con los años, los estudios sobre la aplicación del movimiento al aprendizaje fueron ampliándoos por los Dennison y sus colaboradores, incluyendo, entre otros, aspectos de la Kinesiología (Touch for Health), la reeducación postural, la Gimnasia ocular y la integración de los reflejos. Conservamos el nombre “Brain Gym” para las 26 actividades básicas, pero hablamos de “Kinesiología Educativa” o “Edu-K” para hacer referencia a todo el conjunto de técnicas que la integran.
¿En qué se basa el Brain Gym?

En 1987 instituyeron la fundación sin ánimo de lucro "Kinesiología Educativa", fundamentando esta técnica de aprendizaje en el movimiento a través de las teorías de la Kinesiología.

De este modo el Brain Gym se basa en una teoría de la relación del movimiento con la percepción y el impacto de éstos en la motricidad fina y las habilidades académicas.

Expansión del Brain Gym

El método Deninson del Brain Gym se ha extendido desde entonces muy rápidamente. Actualmente se encuentra en uso en más de 80 países, siendo muy utilizado en las escuelas públicas británicas. El Brain Gym se ofrece, no sólo a manera de técnica de aprendizaje infantil, sino también para adultos en algunas partes de los Estados Unidos y Canadá.

¿En que casos puede ayudar el Brain Gym?

El Brain Gym, en principio, puede ayudar con cualquier problema de aprendizaje infantil:
- Disgrafía: Es la dificultad para escribir (inversión de sílabas, separar o pegar palabras incorrectamente, etc.)
- Dislexia: Es el trastorno de la escritura y la lectura; dificultad sobretodo para distinguir las letras, como por ejemplo p, q, b, d, más los síntomas de la disgrafía.
- Discalculia: Es una combinación de las dos anteriores y los problemas de atención. Consiste en una confusión entre los números, invirtiéndolos y escribir 21 en vez de 12 y viceversa, etc.
- Problemas de atención: Es una de las mayores causas de problemas de aprendizaje. Suelen ser niños con dificultad para estar sentados, hablan mucho y no escuchan, interrumpen, están inquietos, etc.
- Retrasos en la psicomotricidad: La motricidad en los niños está íntimamente ligada a su relación e interpretación del mundo y, por ende, a la capacidad de aprender. Esta es, de hecho, una de las ideas principales en las que se apoya el Brain Gym.

sábado, 13 de noviembre de 2010

COMO HACER QUE NUESTRO NIÑO/A SEA BILINGÜE

El niño y el bilingüismo
Por: American Speech-Language-Hearing Association (2008)
Cualquiera puede aprender un nuevo idioma. A algunas personas les resulta más fácil que a otras, pero todos podemos lograrlo. Las personas que pueden hablar bien dos idiomas son bilingües.
Los niños, en especial, pueden aprender a ser bilingües. Pueden aprender dos idiomas en el hogar, en la escuela o en la comunidad. Algunos niños aprenden muy bien ambos idiomas, pero la mayoría aprende un idioma mejor que el otro. El idioma que el niño aprende mejor se denomina lenguaje dominante. El lenguaje dominante puede cambiar con el transcurso del tiempo, especialmente si el niño no la utiliza con regularidad.
Hablar dos idiomas es como cualquier otra destreza. Para poder hacerlo bien, el niño necesita mucha práctica, práctica que los padres pueden facilitar. Sin la práctica, puede resultar difícil para el niño entender o hablar su segundo idioma.
¿Cómo puedo enseñar a mi niño a ser bilingüe?

- Una manera de hacerlo es usar dos idiomas desde el principio. Por ejemplo, uno de los padres o encargados use un idioma mientras que el otro padre o encargado usa otro idioma.
- Otra manera de hacerlo es usar solo un idioma en el hogar. El niño puede aprender su segundo idioma al comenzar la escuela.
Proporcione a su niño tantas oportunidades como sea posible de escuchar y practicar ambos idiomas en su vida diaria.
- Es mejor no usar ambos idiomas en la misma oración. El uso de más de un idioma en una oración le dificulta al niño distinguir entre los idiomas.
¿Puede causar problemas de habla o lenguaje el aprendizaje de dos idiomas?

No. En el mundo entero, los niños aprenden más de un idioma sin por ello sufrir problemas de habla o de lenguaje. Los niños bilingües desarrollan sus destreza de lenguaje del mismo modo que lo hacen los demás niños.
¿Qué debo esperar cuando mi niño aprende más de un idioma?

Cada niño bilingüe es especial y desarrolla el lenguaje a su manera. Pero en general, el aprendizaje de dos idiomas tarda un poquito más que el aprendizaje de uno sólo.
Al igual que los demás niños, la mayoría de los niños bilingües dicen sus primeras palabras cuando cumplen el primer año; por ejemplo, "mamá" o "papá". Cuando cumplen dos años, la mayoría de los niños bilingües puede usar frases de dos palabras; por ejemplo, "mi pelota" o "jugo no".
El niño se puede confundir de vez en cuando. Se puede equivocar en la gramática, o puede usar palabras de ambos idiomas en la misma oración. Esto es normal y debe desaparecer poco a poco a medida que desarrolla sus destrezas de lenguaje.
Cuando se introduce un segundo idioma, es posible que algunos niños no hablen mucho durante un tiempo. Este "período de silencio" puede durar desde unos meses hasta un año. No lo olvide, esto es normal y desaparece con el transcurso del tiempo.
¿Qué recursos puedo utilizar para ayudar a mi niño a ser bilingüe?

- Libros. Puede leerle al niño en ambos idiomas. Puede buscar los libros que necesite en las librerías, las bibliotecas y la "Internet".
- Cintas de audio y CDs. Las cintas y los CDs en otros idiomas pueden ser también de utilidad. ¡Cantar es una manera útil y muy divertida de aprender un segundo idioma!
- Videos y DVDs.
- Existen programas infantiles en muchos idiomas. Estos programas con frecuencia enseñan a los niños los números, las letras, los colores y el vocabulario básico.
Programas de idiomas. Los niños también pueden aprender a ser bilingües en campamentos de idiomas o en programas de educación bilingüe. Estos programas le brindan al niño la oportunidad de practicar dos idiomas con ostros niños.
¿Debemos usar solo un idioma si mi niño está presentando problemas para comunicarse?

En ese caso es mejor hablar con el niño en el idioma en que se sientan más cómodos. Éste es el caso incluso si el niño usa un idioma distinto en la escuela. Pero trate de no hacer cambios repentinos en la rutina del niño. Esto podría causarle tensión.
Los niños que presenten problemas en ambos idiomas prodrian necesitar ayuda profesional.

jueves, 7 de octubre de 2010

MIEDO A LA OSCURIDAD

El miedo es una reacción de protección del organismo para huir de las situaciones que entiendan como peligrosas. Uno de los miedos más vividos y sufridos por los niños, principalmente entre los 3 y 8 años de edad, es el de la oscuridad. No se conocen las causas, pero todo puede estar relacionado al conocimiento propio del desarrollo infantil. El miedo a la oscuridad puede nacer después de que el niño haya escuchado algún cuento, o que haya visto una película, o hojeado algún libro. Una imagen, una experiencia, o simplemente la imaginación, puede despertar el miedo a la oscuridad en los niños.

El miedo a la oscuridad normalmente aparece a la hora de dormir. Cuando un niño pide a sus padres a que no le apaguen la luz, puede estar queriendo alargar su día como puede estar con miedo de estar en la oscuridad.

¿Cómo se puede tener miedo a oscuridad?
En realidad se supone que los niños relacionen la oscuridad con sentirse solos y desamparados, o con alguna sospecha de que la oscuridad esconde a personas desconocidas o monstruos debajo de su cama, dentro de su armario o detrás de las cortinas de su habitación. Un simple ruido puede representar alguna amenaza, de algún fantasma o de otra criatura de su imaginación. Otro motivo que puede causar miedo a los niños es un cambio de casa. La nueva habitación puede despertar su imaginación para lo desconocido.
En muchos casos, la oscuridad representa el fin, el término de los bueno, cuando los padres se van, cuando ya no se puede leer ni jugar, ni hacer nada de divertido. En ese caso, no se trata de miedo y sí de inquietud por lo que ya no puede hacer, por la impotencia.

Qué hacer contra el miedo a la oscuridad
Cuando los padres identifican que el rechazo de su hijo está relacionado a este último caso, es decir, con el simple hecho de que no quiere estar solo, o no quiere estar en la cama porque lo que quiere es aún jugar y estar con sus padres, no existe otro remedio que ser firmes. “Es la hora de irse a la cama y punto”. Se le da un beso, se le desea buenas noches, y ya está. El niño acabará aprendiendo que sus excusas no funcionan, y se dormirá.

En el caso de que los padres valoren que las excusas de su hijo es por estar verdaderamente con miedo y muy asustado, no se debe menospreciar o burlar de la situación. En este caso, se debe charlar con el niño, demostrarle cariño, y comprensión. Se debe dar un poco más de atención a él. Leer o contar un cuento alegre y positivo, charlar sobre las experiencias del día, etc., puede resultar. Le ayudará a distraerse un poco hasta que el sueño llegue. Muchos padres suelen poner pequeñas luces en los enchufes, paredes, o en pequeñas lámparas, para que el niño no está en total oscuridad. Suele tener buenos resultados. Otra alternativa sería regalar al niño un muñeco o un peluche que le haga compañía, o que necesite de su cuidado, le ayudará a sentirse más arropado. Para que el niño se sienta más seguro, no cierre las puertas de las habitaciones o deje alguna luz, de un pasillo por ejemplo, encendida.

Expertos recomiendan juegos en la oscuridad contra el miedo
Algunos expertos en temas de sueños recomiendan a que, durante el día, se cierren las ventanas de la habitación e inventen juegos en la oscuridad. De esta forma se pretende que el niño se familiarice con la ausencia de luz, y disfrute de juegos como las sombras de los dedos en la pared, a encontrar cosas, a adivinar lo que se estar tocando, etc. Inventar secretos para acabar con los monstruos también ayudan al niño a dominar el miedo del oscuro. Cuando se trata de miedos, todo es aceptable y recomendable.

Otra sugerencia sería tranquilizar al niño antes de que se vaya a la cama. Un cuento, una ducha, una canción o una música tranquila pueden ayudar a que relaje. A los pequeños les encantan el masaje también. Nada más favorable y relajante.

Solamente en los casos más graves, cuando el miedo ya impide a que el niño duerma las horas necesarias para su bienestar, o que no funcionen ninguna de las alternativas mencionadas, es que sea recomendable la ayuda y la orientación de un psicólogo