jueves, 5 de febrero de 2009

Onicofagia: Cuando nuestros niños se muerden las uñas

Se ha creído en general que el comerse las uñas en niños puede ser indicador de un problema psicosomático, pero se ha observado que en la mayoría de los casos esta manía empieza con la costumbre de chupar los dedos más allá de los 3-5 años. Sin embargo para los casos de onicofagia infantil o para los niños que empiezan a morderse las uñas, la primera recomendación es explicar a los niños la importancia que tienen las uñas. (Ver Onicofagia y fotos) Recomiendo pues, en un primer tiempo, insistir en la adopción de buenos hábitos y explicar al niño las consecuencias que puede tener la onicofagia, aplicando la escala educativa que el tutor crea conveniente como podría ser: explicar al niño lo horrible y feo de tener unos dedos o dientes deformes, negociación sin castigos, criticas ni regaños, ya que pueden empeorar su conducta y hasta deteriorar la relación con sus padres. En casos severos e incoercibles, se puede probar la aplicación sobre las uñas de aceites de sabor desagradable como el de jengibre o el de guindilla, que se pueden obtener fácilmente de la maceración de esta materia prima durante 2 semanas en un aceite de oliva. Una aplicación diaria durante 3 o 4 semanas podría ser suficiente. (Pida esta emulsión en su farmacia como fórmula magistral.) También se puede probar ponerle guantes como "barrera física" durante algún tiempo, en este caso los padres deben mantenerse firmes para que el niño no se los quite a menudo, excepto para lavarse las manos, bañarse y comer, con promesas repetidas de quitarle los guantes cuando deje de morderse las uñas. Este método se ha practicado con bastante éxito en niños de edades entre 3 y 6 años

La psicoterapia y la colaboración del tutor en la escuela son de vital importancia y decisivas para desacostumbrar a los niños de este hábito. En casa se puede aplicar las técnicas Erickson con las instrucciones de un psicoterapeuta que consiste en usar sugestiones intrahipnóticas. Cuando el niño esté medio dormido, uno de los padres (de preferencia la madre por existir mayor transferencia emocional entre madre e hijo) debe susurrar con voz muy suave en el oído del niño repitiendo varias veces sugestiones tales como “explicar al niño "lo horrible y feo que es tener unos dedos o dientes deformes si no deja de comerse las uñas". y con otras palabras similares.

Pero lo más importante es nuestro comportamiento con nuestros hijos, de el dependerá sus futuras conductas. Si algún miembro de la familia se come las uñas, no tengamos duda de que los hijos nos seguirán el paso para imitarnos en el mismo hábito.

ADVERTENCIA:
Se cree a veces que luchar contra la onicofagia con un barniz al gusto amargo es bueno. Sin embargo no hay estudios concretos y fiables en niños sobre los factores significativos de toxicidad de estos productos y por lo tanto, es un error a menudo: Porque se pela el barniz con los dientes, se lo traga y se acostumbra a este sabor amargo, olvidando lo nocivo y peligroso que puede resultar lo tragado, para la salud.